La "solución" de la ciencia para no olvidar las contraseñas
Los días de memorizar sus contraseñas están contados. En algunos años podrá acceder a su cuenta bancaria en internet usando un tatuaje electrónico en su brazo o con una pastilla que, una vez digerida, difunde la contraseña a través de las paredes del estómago. Ya existen prototipos. El tatuaje tiene componentes elásticos como sensores y una antena que se internalizan en la piel. La antena transmite la contraseña a un lector electrónico cuando uno entra en contacto con un teléfono o computador. Y el ácido estomacal -en vez del ácido de las baterías- activa la píldora. Este pequeño artefacto ha sido diseñado para que pulse un código que sería recogido por un sensor en un computador portátil poco después de dejar el esófago. La motivación para desarrollar tecnologías tan extrañas viene de un problema creciente y generalizado: los sistemas de autentificación existentes con los que se ingresa a servicios en línea se basan en contraseñas. Y estas no siempre están a la altura de las