Computación en la nube: una vista holística

La implementación de una arquitectura de computación en la nube es lo último en cuanto a control de costes, un alejamiento de las plataformas IT tradicionales para adoptar un entorno alojado dinámico y eficiente. Aunque esta visión basada en costes es la que domina a la hora de que la empresa migre a la nube, no ofrece una imagen completa de la situación.

Además del coste, los departamentos buscan implementar arquitecturas en la nube para mejorar la productividad de los trabajadores. Para estos departamentos, el mayor beneficio de un modelo de computación basado en la nube es la capacidad de aplicar las herramientas de IT más rápidamente y de forma más flexible. Los departamentos en línea necesitan más flexibilidad a la hora de presentar sus aplicaciones a los usuarios y poder asignar tales recursos mediante decisiones basadas en costes, pero también en otros factores. Esto supone ver la arquitectura de IT, especialmente la red, de una nueva forma global.
Los modelos de computación en la nube reclaman eficiencia y flexibilidad en las aplicaciones y bancos de recursos

Ambas formas de flexibilidad requieren de una evolución en dos áreas de tecnología. Una es la evolución de las aplicaciones hacia un modelo de integración basado en la interfaz de programación de aplicaciones (API), donde cada aplicación y servicio se representa como una URL y forma las pantallas del operador según se necesite. La otra forma es la evolución de la virtualización desde las particiones estáticas de un centro de datos a fondos de recursos dinámicos que pueden ubicarse en cualquier lugar. En un modelo eficaz de computación en la nube, los trabajadores obtendrían los datos que necesitan de forma óptima usando sistemas de gestión de Software como Servicio (SaaS), y cada aplicación sería ejecutada donde la relación coste/beneficio es óptima.

Con tendencias tales como los escritorios virtuales, con acceso vía navegador, los programas “Trae tu propio dispositivo” (BYOD) y la arquitectura orientada al servicio o SOA, la mayoría de las aplicaciones pueden ser servidas con la flexibilidad SaaS. A nivel de recursos, sin embargo, la flexibilidad no es algo tan sencillo. La flexibilidad de recursos plantea duros desafíos para la red. El hecho de que la nube privada esté “hibridada” con la red pública empeora el problema del dinamismo.

A medida que las asignaciones de recursos a las aplicaciones se vuelven más dinámicas, las estrategias de construcción y optimización tradicional pierden valor Ahora mismo estamos aprendiendo cómo funcionarán las cosas con una responsabilidad compartida entre los centros de datos y el host de esa nube. También estamos aprendiendo cómo crear y alimentar ese fondo de recursos, y cómo mantenerlo conectado a los usuarios de aplicaciones afectará a la red.

Tres componentes de la computación en la nube: accesos, recursos y mapeado de direcciones Todos los modelos de computación en la nube tienen tres componentes: accesos, recursos y mapeado de direcciones. El componente acceso conecta al usuario con las aplicaciones que necesita. El banco de recursos soporta los servidores y el almacenamiento que el usuario necesita para ejecutar dichas aplicaciones. El mapeado de direcciones es un componente que une ubicaciones elásticas de los recursos con referencias del tipo de los URLs, lo que permite a los usuarios acceder a esas aplicaciones, estén donde estén ejecutándose. Las redes de acceso típicas se crean mediante enrutamiento y VPNs. Los bancos de recursos se apoyan en redes de centros de datos construidos en el Ethernet o en redes virtuales de área local (VLAN). La tecnología de estas dos zonas se expande a medida que se construye la nube privada, aunque el cambio real está en el mapeado. Esto es lo que conectará a los usuarios con esas aplicaciones que ahora se ejecutan en un banco de recursos dinámicos. El mapeado de direcciones requiere de una elevada flexibilidad en la red que va más allá de las necesidades típicas de un alojamiento IT interno estático o incluso del alojamiento de Internet. Sin esa flexibilidad de red, el modelo dinámico de computación en la nube desaparece. De hecho, lo que crea la nube es la red. Las redes empresariales incluyen LANs de centros de datos, redes de almacenamiento de área, túneles de Internet y WANs creados mediante enrutamiento, conmutación, y una VPN o un servicio de LAN virtual privada. Estos componentes de red cuestan más que las propias estructuras de la nube, y si cometemos un error de red cuando estamos construyendo la nube, podríamos causar graves problemas de seguridad y de disponibilidad. Lo que ahora llamamos “modelo de computación de nube privada” es en lo que invertirán en el futuro las organizaciones informáticas. Es el primer modelo que reconoce la fusión total entre empresa y departamento informático, entre recursos públicos y privados, y entre redes y software. Es un modelo muy diferente del Internet o de los centros de datos empresariales actuales, pero también es un modelo que puede crearse con los componentes de infraestructura actuales y que puede generar beneficios sostenidos en forma de retorno de la inversión (ROI) y productividad laboral.

Fuente: DataCenter

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